Este libro supuso una conmoción en 1905. Margarete Böhme, escritora curtida en la novela popular, presentó al público una arriesgada y verosímil historia. Mediante el reflejo exacto del diario hallado de una joven, del que Böhme se presentó como «editora», dio noticia de una adolescente burguesa que se ve forzada, por las artimañas de un entorno hipócrita, un episodio de prostitución.
Desde un inicio, esta trama prototípica se vuelve totalmente original debido al mecanismo pionero que logró la autora—que motivó una fuerte polémica sobre el cariz y la legitimidad de su narración. Además, presentó un «inventario exhaustivo sobre el comercio sexual»—en palabras de Walter Benjamin—y fue tildada de pornográfica. Por último, impresionó al público—y todavía lo hace hoy—la fuerza insumisa y emancipatoria del dietario de la joven Thymian, que mostró un nuevo camino expresivo ante la opresión del mundo femenino.
Considerada como «la narración autobiográfica más notoria de principios del siglo xx y la más exitosa comercialmente», Diario de una perdida —aquí en nuestro idioma por primera vez—vendió millones de ejemplares, tuvo catorce traducciones y varias versiones en la gran pantalla—la llamativa película homónima de 1929, realizada por GW Pabst y protagonizada por una superestrella como Louise Brooks, hizo honor a su fama de superventas en toda Europa. La persecución de la reivindicativa obra de Böhme en la Alemania nazi le acarreó un injusto olvido.