El libro que inspiró la película
“Una primera novela dolorosamente hermosa que es a la vez la historia de un misterioso asesinato, de una iniciación a la vida y una celebración de la naturaleza ... Owens explora las marismas desoladas de la costa de Carolina del Norte a través de los ojos de una niña abandonada. Y en su aislamiento, esa niña nos abre los ojos a las secretas maravillas (y peligros) de su propio mundo".—The New York Times Book Review
En Barkley Cove, un tranquilo pueblo de pescadores, circulan extraños rumores sobre la “chica de la marisma”. Desde los seis años, Kya deambula completamente sola entre canales y cañaverales, apenas cubierta y descalza. Aunque solo asiste un día a la escuela, la marisma y sus criaturas no tienen secretos para ella: la alimentan, la acunan, la protegen, son sus maestros y compañeras de juego. Kya aprende a descifrar los signos de la naturaleza antes de saber leer un libro. Pero su belleza no tarda en florecer: inusual, salvaje y evasiva, enciende el deseo de los muchachos del pueblo. Kya descubre el amor, su dulzura y sus trampas.
Cuando en las marismas aparece el cuerpo sin vida de Chase Andrews, todas las miradas se centran en ella, la misteriosa niña olvidada: los murmullos se convierten inmediatamente en acusaciones, las sospechas en certezas inquebrantables. El juicio, dentro y fuera del tribunal, arrastra la historia hacia su epílogo impredecible y deslumbrante.
La chica salvaje es la novela conmovedora de una infancia marcada por el abandono y de una naturaleza que se revela como una madre, no como una madrastra. Pero también es la historia de un secreto celosamente guardado que cuestiona los límites entre la verdad y la mentira, el bien y el mal.